A lo
largo del año hay dos momentos estrella en los cuales nos planteamos hacer
#cambios en nuestra rutina diaria: el 1 de #enero y el mes de #septiembre.
Algunos de los ejemplos más típicos son: hacer más deporte, aprender un nuevo idioma, tener más vida social, leer más, cocinar de forma más saludable, etc.,
etc. Pero la realidad es que estos cambios duran muy poco.
Hay
miles de artículos y post sobre cómo planificarnos y organizarnos mejor, pero
hoy voy a dar un #truqui muy sencillo y que generalmente pasamos por alto...
Pregúntate "¿tengo realmente tiempo para introducir un nuevo hábito? Esto
tan básico es el primer paso: tienes que saber los huecos que te quedan en tu
#tiempo.
Dicho
esto, coge #papel y boli y anota tus obligaciones (sí, existen y tenemos que
hacerlas), las rutinas que ya tienes, los hobbys que ya haces, etc. y
contabiliza el tiempo que te lleva cada una de ellas. ¿Te queda tiempo libre?
- Si
la respuesta es sí, enhorabuena, puedes añadir algo nuevo en tu día a día y
trabajar en ello (aquí es cuando cobra sentido planificar).
- Si, por el contrario, la respuesta es no... plantéate que no lo puedes abarcar todo
y que quizás, para añadir algo nuevo, primero tengas que dejar de hacer alguna
cosa.